30 de mayo de 2014

¡Ah de la vida!



¡Ah de la vida!... ¿Nadie me responde? Sólo este tenaz plagiador, este tenaz mentecato.La fortuna mis tiempos ha mordido y entregado me ha a las fauces de este copión de mi novela.
Aquí de los antaños que he vivido... He perfilado las brutas piedras de la verdadera realidad en perlas puras, en palabras atrevidas, forjándome yo en ellas mismas para que, ahora, este envanecido de sus locuras exprima el diccionario viejo creyéndose que el escribir de estas querellas y las malas copias aquellas fuese cosa de tirar de teta en teta. Falta a su pluma la viveza y colorea una estampa a fuer grisalla. Que sepas tú que la literatura se inventa y no se ordeña.




La vida de frontera




Mercadillo de Burgos







[Ulises Lima]


Centenario bestiario




Me es muy simpático San Francisco de Asís y por eso me alegro de que coincidan en esta entrada dos centenarios: el de nuestros bestiarios (llegamos hoy a los 100) y el de su paso por León camino de Santiago (eso dice la leyenda) hace justamente 800 años. A su vez, también la ciudad del Bernesga, en la que se ha celebrado hace poco un congreso conmemorativo de la efeméride, tiene una clara raigambre capuchina, con su iglesia y su parque aledaño donde destaca una estatua franciscana en la que aparece el santo con algunos animales, y que fue sufragada por suscripción popular.

Se me ha ocurrido lo anterior al ver la cubierta del libro que encabeza estas líneas. Lo compré en el mercadillo de Valladolid procedente del expurgo de las Hermanitas de los Pobres (que, por lo suyo que se ha visto vender al desbarate dominical, tenían una buena biblioteca). En dicha imagen, el poverello de Asís predica a los pájaros en uno de los más famosos episodios de las Florecillas.

Pero no es esta su única vinculación con el mundo bestiario. ¿Quién no recuerda el fiero lobo de Gubbio amansado por obra y gracia de la bondad franciscana, que fue poetizado por Rubén Darío?

Francisco llamó la gente a la plaza
y allí predicó.
Y dijo: “He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriento.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios.” ¡Así sea!,
contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.

¿Y quién no asocia los navideños belenes con las amables figurillas de la mula y el buey de nuestra infancia? Pues fue el seráfico santo quien, siguiendo el Libro de Isaías (“Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo”), los Evangelios Apócrifos y la tradición secular, los colocó en aquél primer Nacimiento de Asís de 1223.

Parece ser que Francisco no comía animales, y cuando el simple (esto es un  elogio) de fray Junípero arrancó una pata a un cerdo vivo para hacer un caldo a un hermano enfermo, le reprendió vivamente (es éste uno de los episodios más  graciosos de la genial  película de Rossellini sobre el “Juglar de Dios”). 

Por todo lo dicho y pese a que su título haga esperar lo contrario, es extraña la ausencia de mención explícita a los animales en el célebre y bellísimo “Canto de las criaturas” que reproducimos aquí en castellano, aunque es mucho más evocativa la versión en primitivo dialecto italiano:

Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.

A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.

Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.

Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.

Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.

Alabado seas, mi Señor por la hermana Agua,
la cual es muy humilde, preciosa y casta.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.

Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.

Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.

Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.

Ay de aquellos que mueran en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.

Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad...

[Gromov, afecto a la tercera orden]

Libro de estilo (III)






Sobre la objetividad de los contenidos



Quedan expresamente prohibidas las filias y fobias, los comentarios infundados, los rumores, dimes y diretes, las coincidencias con parecidos por razonables que sean, los otros mundos posibles que están en este, así como la excusa ‘se non è vero, è ben trovato y la proclama ‘ceda la realidad al deseo’.

[El Defensor del Ultramarino]



No nos damos por aludidos. Aquí los hechos que acontecen en nuestras crónicas son veraces y contrastados, y las opiniones vertidas en nuestros diálogos  carecen de toda animadversión o sesgo personal.

[Los sujetobjetivos]

29 de mayo de 2014

Y aún asín, vamos tirando...






Y aún asín, vamos tirando


A continuación tres ejemplos del amor bibliourum patrio.

En las Epístolas Familiares, de Antonio Guevara, Valladolid, Juan de Villaquirán, 1544, leemos en la Letra para el Obispo de Badajoz:

“Es pues el caso que en el año de mil quinientos veintitrés pasando yo por la villa de Zafra me allegué a la tienda de un librero, el cual estaba deshojando un libro viejo de pergamino para encuadernar otro libro nuevo, y como conocí que el libro era mucho mejor para leer que no para encuadernar libros, dile por él ocho reales, y aún diérale ocho ducados.”








En Memorias de un librero catalán, de Antonio Palau y Dulcet, Barcelona, Librería Catalonia, 1935 (de donde sacamos la pista anterior) se lee en la página 76








En Guía-Inventario del Archivo de Protocolos de León, de Francisco Cadenas y Vicent, Madrid, Ediciones Hidalguía, 1955, leemos espantados














Y aún así, vamos tirando.



[El Amanuense]



Vicente Rojo (la educación sentimental)





















[Ocramalliv & Vokislav]


ARTECAL



El Rastro, primavera de 2014














 Cuando éramos más jóvenes.


[Larsen]




Música celestial

  

 






Sólo la Muerte última lo será todo.
Hasta ella, no habrá otra muerte;
y cuando llegue, nadie estará en pie para verla,
Mientras tanto... rosas en primavera y rosas otra primavera,
y hombres para presenciar la primavera, esperar las primaveras,
recordar nostálgicamente la última.
En el agua de un vaso abrirá el capullo y la rosa envejecerá,
y caerán sus pétalos al pie del vaso mismo
mientras las hojas, sustentadas por el tallo verde y duro,
duras y verdes, asistirán a la madurez, envejecimiento y muerte
de la rosa.
 (Eduardo Chicharro, de Música celestial)

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Este onírico ex-libris estaba tras la solapa del libro:


Rescatado en las estribaciones del Delta el pasado fin de semana, en compañía de Larsen, mientras Bombita revoloteaba por aquí y por allá.

[El penúltimo novísimo]